La transformación y la logística se realizan desde un almacén de 1.000 m² situado en el sur de Borgoña.
El lúpulo llega en balas después de cada cosecha. Se transforman en pellets T-90 y se embolsan antes de almacenarse en cámaras frigoríficas. Los paquetes se preparan in situ y se despachan a diario.