Búsqueda de proveedores

Una parte importante de nuestro negocio es identificar a los productores asociados. No hay tienda sin lúpulo. No hay lúpulo sin productores.

Y no cualquier lúpulo. Al menos, lúpulo ecológico certificado. La mera presencia de esta etiqueta complica considerablemente la elección del socio.

No se trata sólo de saber producir sin productos fitosanitarios de síntesis -lo que significa "lo más equilibrado posible" con los ecosistemas-, sino también de haber iniciado correctamente el proceso de reconversión o creación, haber obtenido el preciado certificado y facilitar la información necesaria para conservarlo a largo plazo.

La certificación de "agricultura ecológica" implica un compromiso de medios por parte del productor. En otras palabras, tiene que demostrar que sus prácticas son compatibles con las especificaciones de la etiqueta de agricultura ecológica. Esto se aplica en particular a los insumos.

Otra certificación es un requisito previo obligatorio: la certificación "lúpulo". Se basa en criterios ecológicos como el contenido de semillas, la proporción de hojas, el contenido de humedad, etc.

Por lo tanto, los productores con los que trabajamos deben responsabilizarse plenamente de este trabajo de certificación para poder vendernos sus productos. De lo contrario, no se puede garantizar la trazabilidad. En algunos casos, el lúpulo no puede ser transportado si estos documentos faltan o son incorrectos.

Además de estas etapas preliminares, solicitamos sistemáticamente análisis postcosecha a nuestros productores asociados -aunque la ley no nos obligue a ello- para asegurarnos de que el lúpulo cumple la etiqueta AB.

Por dos razones principales:

  1. Para evitar cualquier contaminación cruzada que pudiera producirse al granular el lúpulo;
  2. Proteger a los cerveceros de cualquier descalificación de sus productos.

 

Trabajar para conseguir cero residuos

En la práctica, la experiencia ha demostrado que es imposible garantizar al 100% la limpieza de un lote a lo largo del tiempo. A falta de métodos de análisis obligatorios, de listas de productos que deben someterse a prueba y de umbrales de detección, las conclusiones de las encuestas sanitarias realizadas por los organismos de certificación pueden dar lugar a resultados contradictorios, dejados a su propio juicio.

En la práctica:

  • Los distintos protocolos de análisis conducen a resultados diferentes,
  • Los productos detectables en un laboratorio no son los mismos en todos los laboratorios de análisis,
  • Los productos detectados no se interpretarán de la misma manera de un organismo de certificación a otro, ni de un país a otro,
  • La composición química del lúpulo cambia con el tiempo.

A ello se añaden unas herramientas de análisis que siguen progresando (umbrales de detección más bajos, listas más largas de productos detectables, etc.) en un entorno cada vez más contaminado.

¡Y no olvide que un campo de lúpulo es inmenso y que los resultados de un mismo lote pueden variar mucho de un extremo a otro del campo...!

Todo esto hace que nuestra tarea sea muy difícil. Intentamos buscar la perfección, pero no podemos garantizarla. Negocios divertidos, tiempos divertidos.

A nivel personal, nos resulta imposible apoyar otra forma de agricultura que no sea la ecológica. Profesionalmente, sin duda sería mucho más sencillo. Esta es una de las razones por las que los pesos pesados del sector se alejan de la etiqueta, a pesar de que existe una demanda de productos más sanos.

A veces uno se pregunta si todo esto está pensado para disuadirnos (a todos los actores del sector) de apoyar este modelo sostenible, más respetuoso con el suelo y con la vida misma.

Una cadena logística completa

En Europa, HOPSTORE es una de las pocas empresas que puede presumir de tener una cadena completa de procesamiento y envasado de lúpulo ecológico certificado. Una pequeña empresa con (casi) todas las papeletas para convertirse en una grande 😉.

El lúpulo se descompacta primero y se tritura después antes de pasar por una prensa de gránulos para formar gránulos T-90.

   

A continuación, los gránulos se enfrían antes de envasarlos en sacos de 5 kg.

 

Bolsas opacas envasadas al vacío, impresas, formadas y cortadas. Las bolsas se almacenan en cajas de 20 kg y luego se colocan en palés antes de almacenarse en cámaras frigoríficas.

 

La gran cámara frigorífica permite almacenar a 5 °C todos los pellets producidos in situ y el lúpulo que llega directamente en pellets.

Los contratos de los cerveceros permiten que estos lúpulos se conserven durante un año.

Parte del stock se ofrece para la venta directa o "SPOT" a través de la tienda online.

Los paquetes se preparan in situ y se envían a diario.

Se tiene mucho cuidado en cada una de estas etapas y mejoramos regularmente nuestros procesos para ofrecer un servicio y lúpulo de alta calidad.